Las obras presentadas en el contexto de Un lago de jade verde surgen del interés por las ecologías de objetos extraños que se generan como residuo o desecho de nuestra actividad cotidiana y que conviven con nosotros de forma discreta.

Moldeadas a partir de la forma exacta de un tubérculo en avanzado estado de descomposición, unos cuerpos se reproducen indefinidamente intentando invadir el espacio. Realizadas a partir de una mezcla de cera de abeja y resina de pino, dichas figuras son susceptibles a los cambios ambientales del contexto en el que se encuentran. Embalsamadas en múltiples capas de jabón de potasa, dos piezas en distinto estado de fermentación muestran la reacción química que surge del contacto entre la lana sucia de oveja, el algodón desgastado de unas sábanas antiguas, y la textura blanda del jabón.

Estos procesos materiales llegan a sus últimas consecuencias a través de la práctica y la puesta en valor de la recolección como modo de relacionarse con cuerpos no humanos. Bolsas de lana tejidas a mano que portan semillas encontradas en el espacio urbano. Cuerpos desplazados, fuera de lugar; un encuentro suspendido en el espacio. 

María Nolla Mateos (Madrid, 1995) es una artista visual afincada entre Madrid y Amsterdam. Su práctica se desarrolla principalmente a través de la escultura y la instalación. Sus obras son el resultado de una íntima y delicada relación con materiales orgánicos y objetos encontrados, que tienen una presencia escatológica y abyecta en el contexto aséptico del espacio urbano y expositivo.

A María Nolla le interesa particularmente el estado liminal de la decadencia, llevando sus obras a un espacio delicado entre la materia viva y en descomposición. En este momento su investigación se centra en las ideas de contaminación, reproducción, empatía, cosecha y recolección.